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‘Subir’ a la montaña para encontrar a Dios y ‘bajar’ con su ternura hacia los más necesitados, pide el Papa

Recordando que «los discípulos de Jesús, estamos llamados a ser personas que escuchan su voz y se toman en serio sus palabras», en la cita mariana dominical, el Papa Francisco destacó dos elementos del Evangelio de este segundo Domingo de Cuaresma: «subida» y «bajada». Reflexionando sobre la Transfiguración y el lugar donde se produce este evento, puso de relieve que «la montaña representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con Él; el lugar de la oración, donde estar ante la presencia del Señor».

«¡Pero no podemos quedarnos ahí!», enfatizó el Obispo de Roma, haciendo hincapié en que el encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a «bajar de la montaña» y a volver hacia abajo, a la llanura, donde nos encontramos con muchos hermanos abrumados por fatigas, injusticias, pobreza material y espiritual. A estos hermanos nuestros que están en dificultad, estamos llamados a brindarles los frutos de la experiencia que hemos vivido con Dios, compartiendo con ellos los tesoros de la gracia recibida. Y habiendo sido consolados nosotros mismos, consolarlos a ellos.

Esta misión concierne a toda la Iglesia y es responsabilidad en primer lugar de los Pastores – obispos y sacerdotes – reiteró el Papa Bergoglio, invitando a encomendarnos a nuestra Madre María, para proseguir con fe y generosidad el itinerario de la Cuaresma, aprendiendo un poco más a «subir» con la oración y a «bajar» con la caridad fraterna.

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