“Tu eres el Hijo de Dios”, confiesa Pedro a Jesús
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Con audio) La respuesta de Pedro a Jesús: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, el domingo, es la Roca de la fe que sostiene la oración de la comunidad de discípulos misioneros, que se cuestionan a su vez: ¿qué respondo yo –con mi vida- a Jesús que pregunta a cada uno “¿quién soy yo para vos?”.
A la respuesta de Pedro -proclamado “feliz” por el mismo Jesús, porque es el Espíritu de Dios que habló en su corazón y no la carne, ni la sangre humanas-, se le suma esa semana la respuesta radical de santos universales como santa Mónica, el 27 de agosto –patrona de las madres cristianas-, porque lloró y rezo a Dios largamente por la conversión de su hijo Agustín; la respuesta afectiva y efectiva del mismo san Agustín a su “Maestro interior exigente, pero siempre dispuesto a ayudarnos” como él dice, celebrado el 28 de agosto; la respuesta definitiva a Jesús de Nazaret, de su primo san Juan Bautista, en la celebración de su martirio el 29 de agosto, a quién Herodes borracho y ablandado por los placeres hace cortar la cabeza por capricho de su amante Herodías.
La mujer reconquista de modo singular su preciosa dignidad y espacio esencial, con la belleza, pureza, ternura y caridad en la esposa de Cristo, madre y hermana de los pobres, la primera santa latinoamericana santa Rosa de Lima, el 30 de agosto.
Que Pedro apóstol, Mónica, Agustín, Juan Bautista y Rosa, amados santos de Dios, que vivieron por Cristo, con Cristo, en Cristo, nos ayuden a vos y a mí a responder a Jesús con la vida entera que él es “el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. A él sea la gloria, el honor, el poder, la majestad, por los siglos de los siglos.
(RV).- (Con audio) La respuesta de Pedro a Jesús: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, el domingo, es la Roca de la fe que sostiene la oración de la comunidad de discípulos misioneros, que se cuestionan a su vez: ¿qué respondo yo –con mi vida- a Jesús que pregunta a cada uno “¿quién soy yo para vos?”.
A la respuesta de Pedro -proclamado “feliz” por el mismo Jesús, porque es el Espíritu de Dios que habló en su corazón y no la carne, ni la sangre humanas-, se le suma esa semana la respuesta radical de santos universales como santa Mónica, el 27 de agosto –patrona de las madres cristianas-, porque lloró y rezo a Dios largamente por la conversión de su hijo Agustín; la respuesta afectiva y efectiva del mismo san Agustín a su “Maestro interior exigente, pero siempre dispuesto a ayudarnos” como él dice, celebrado el 28 de agosto; la respuesta definitiva a Jesús de Nazaret, de su primo san Juan Bautista, en la celebración de su martirio el 29 de agosto, a quién Herodes borracho y ablandado por los placeres hace cortar la cabeza por capricho de su amante Herodías.
La mujer reconquista de modo singular su preciosa dignidad y espacio esencial, con la belleza, pureza, ternura y caridad en la esposa de Cristo, madre y hermana de los pobres, la primera santa latinoamericana santa Rosa de Lima, el 30 de agosto.
Que Pedro apóstol, Mónica, Agustín, Juan Bautista y Rosa, amados santos de Dios, que vivieron por Cristo, con Cristo, en Cristo, nos ayuden a vos y a mí a responder a Jesús con la vida entera que él es “el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. A él sea la gloria, el honor, el poder, la majestad, por los siglos de los siglos.
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