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El consejo de Mons. Conejero: “Anhelemos la vida eterna”

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, dedicó su reflexión mensual a poner en valor el destino al que todo hombre está llamado, es decir, la vida eterna. El prelado distinguió entre la lucha y la vigilancia, que son propias de este tiempo, y la paz y la alabanza gozosa que vendrán con la felicidad eterna. 

Recordando la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los fieles difuntos que la Iglesia dedica a comienzos de noviembre, monseñor Conejero reconoció como “muy propicio y saludable” pensar y meditar en la resurrección de los muertos y en la vida eterna para recordar que son invitaciones y promesas claras y constantes que Jesús hace a todo hombre. 

“Para esto ha sido enviado Jesús al mundo, para esto nos ha enseñado la verdad y el sentido de la existencia humana; para esto nos invita a creer y confiar en Él, para esto ha entregado su vida muriendo en la cruz y resucitando por nosotros: ¡para que un día podamos alcanzar la vida eterna!”, exclamó el obispo. 

Monseñor Conejero invitó a apreciar a los santos, que contemplan para siempre el rostro de Dios. “Ellos se manifiestan desasidos y desapegados de los bienes de este mundo, y quieren con todas sus fuerzas estar íntimamente unidos a Cristo para siempre, y sólo prefieren permanecer en este mundo en tanto puedan servir al Reino de Dios y contribuir a la salvación de sus hermanos”. 

“Obviamente, que la vida presente, aún a pesar de todos los problemas y luchas existentes, propias de este ‘valle de lágrimas’, es buena y merece la pena vivirse, porque Dios así lo ha querido”, reconoció. “Pero no es menos cierto que debemos hacer prevalecer sobre ella la esperanza en la morada celestial”, completó el prelado. 

“Esta esperanza y suspiro por la vida eterna nos equilibra, nos ayuda a relativizar y sopesar las vicisitudes del tiempo actual, que si bien es tiempo de gracia y conversión, lo es también de contingencia, de paso, de representación de este mundo hacia lo definitivo y lo pleno”, agregó. 

Monseñor Conejero enseñó que, al rezar en el padrenuestro “Venga a nosotros tu Reino”, reconocemos que “todo pasa” y, a la vez, se despierta la esperanza de querer estar en la presencia viva y real de Aquel que nos creó y redimió. 

“Amemos la vida presente y pasémosla, como Jesucristo, haciendo el bien; pero anhelemos la vida eterna que Él nos prometió”, propuso el obispo.+ 

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