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El Papa a El País: hay tanta santidad en la Iglesia

Una extensa entrevista al Papa Francisco concedida al periódico español El País, fue publicada en la edición dominical de este 22 de enero. En el diálogo con el periodista Pablo Ordaz, una multiplicidad de temas abordados: desde cuestiones personales, pasando por sus preocupaciones con relacilón a la Iglesia y a las diversas situaciones del mundo actual.
Que la iglesia sea cercana a la gente. En su primera respuesta, el Papa afirma que no ha cambiado desde cuando asumió la sede de Pedro: “Mi personalidad no cambió. No digo que me lo propuse: me salió espontáneo”. “Cambiar a los 76 años es maquillarse. Por ahí no puedo hacer todo lo que quiero, pero el alma callejera está y ustedes lo ven”.
No a la Iglesia anestesiada. La anestesia dada por el espíritu de la mundanidad, es más perjudicial que aquella de los “adormecidos”. Es por eso que el pontífice pone en guardia sobre el espíritu del mundo, que hace que “el pastor se convierte en un funcionario”. “Y eso es el clericalismo, que a mi juicio es el peor mal que puede tener hoy la Iglesia”.
La santidad de la Iglesia. El periodista pregunta sobre la “caja blanca” entregada al Obispo de Roma por su predecesor, el Papa emérito Benedicto: “A mí ese día lo que más me impresionó es la memoria del santo Benedicto, que me dijo: ‘Mirá, acá están las actas, en la caja’ [...] “Todo en la cabeza! Una memoria extraordinaria”,afirma.
El Papa señala la “facilidad” con que se habla de la corrupción de la Curia: “Hay gente corrupta en la Curia, pero muchos santos. Hombres que han pasado toda su vida sirviendo a la gente de manera anónima, detrás de un escritorio, o en un diálogo, o en un estudio para lograr... O sea, ahí adentro hay santos y pecadores”.
Las preocupaciones del pontífice: “Con respecto a la Iglesia, yo diría que la Iglesia no deje de ser cercana. O sea, que procure ser continuamente cercana a la gente. La cercanía. Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia”. [...] “Tocar en el prójimo la carne de Cristo”. [...] “Después, en el mundo, es la guerra. Estamos en la Tercera Guerra Mundial en pedacitos. Y últimamente ya se está hablando de posible guerra nuclear como si fuera un juego de baraja: se juega a las cartas… Y eso es lo que más me preocupa”. También la desproporción económica le preocupa, es decir, “que un pequeño grupo de la humanidad tenga más del 80 por ciento de la fortuna, con lo que esto significa en la economía líquida, donde al centro del sistema económico está el dios dinero y no el hombre y la mujer.”
Acerca de la asunción del 45º Presidente de los EE.UU., “por el cual – dice el periodista- el mundo está en tensión”, el Papa Bergoglio afirma en cambio que no le gusta “anticiparse a los acontecimientos ni juzgar a las personas antes”. “Veremos qué hace. Veo cómo actúa, cómo hace, y ahí tomaré mi opinión. Pero asustarme o alegrarme por lo que pueda suceder, en eso creo que podemos caer en una gran imprudencia. En ser profetas o de calamidades o de bienestares que no se van a dar, ni una ni otra. Se verá. Veremos lo que hace y ahí se evalúa. Siempre lo concreto. El cristianismo, o es concreto o no es cristianismo”.
Por otra parte responde a una pregunta sobre las reacciones de sectores tradicionales, “que ven cualquier cambio como una traición”: “Yo procuro, no sé si lo logro, el Evangelio: hacer lo que manda el Evangelio. Eso es lo que procuro. Soy pecador y no siempre lo logro, pero eso es lo que procuro”. Y resalta que “la historia de la Iglesia no la llevaron adelante los teólogos, ni los curas, las monjas, los obispos” aunque en “sí, en parte”, pero que los verdaderos protagonistas de la historia de la Iglesia “aquellos hombres y mujeres que se quemaron la vida para que el Evangelio fuera concreto”, es decir, “los santos”. “Usted utilizó la palabra ‘revolución’”. “Yo no soy santo. No estoy haciendo ninguna revolución. Estoy tratando de que el Evangelio vaya adelante. Pero imperfectamente, porque me pego mis patinazos a veces”.
La violencia contra las mujeres, fue otro de los argumentos abordados: “Yo visité una de esas colonias con chicas recuperadas el año pasado y había dos hombres, eran voluntarios. Y una me dijo: yo lo encontré a él. Se había casado con el hombre que le había salvado y estaban deseando tener un hijo. Y otra: este es mi novio, nos vamos a casar. El usufructo de la mujer es de las cosas más desastrosas que suceden, también aquí, en Roma. La esclavitud de la mujer”.
Sobre la teología de la liberación, el Papa subraya que “fue una cosa positiva en América Latina. Fue condenada por el Vaticano la parte que optó por el análisis marxista de la realidad. El cardenal Ratzinger hizo dos instrucciones cuando era perfecto de la Doctrina de la Fe. Una muy clara sobre el análisis marxista de la realidad. Y la segunda retomando aspectos positivos. La teología de la liberación tuvo aspectos positivos y también tuvo desviaciones, sobre todo en la parte del análisis marxista de la realidad”.
Acerca del papel de la mujer en la Iglesia, Francisco afirma que “no hay que buscarlo tanto por la funcionalidad” dado que “es más importante que una reivindicación funcional”. Lo que le interesa es “que la mujer nos dé su pensamiento, porque la Iglesia es femenina, es “la” Iglesia, no es el Iglesia, y es “la” esposa de Jesucristo, y ese es el fundamento teologal de la mujer. Y cuando me preguntan “sí, pero la mujer podría tener más…” ¿Pero qué era más importante el día de Pentecostés, la Virgen o los apóstoles? La Virgen. Lo funcional nos puede traicionar en el poner a la mujer en su sitio. Que hay que ponerla. Sí, porque todavía falta mucho, y trabajar para que pueda dar a la Iglesia la originalidad de su ser y de su pensamiento”.
El por qué del aumento de vocaciones procedentes del así llamado “tercer mundo” en Europa, fue otra de las preguntas que le realizaron: “Hace 150 años en América Latina se veían cada vez más curas y monjas europeos, y en África lo mismo y en Asia lo mismo. Las iglesias jóvenes fueron creciendo. En Europa lo que pasa es que no hay natalidad. Italia está bajo cero. Francia es la que creo que está más adelante por todas las leyes de apoyo a la natalidad. Pero no hay natalidad. El bienestar italiano de hace unos años acá cortó la natalidad. Preferimos ir de vacaciones, tenemos un perrito, un gatito…No hay natalidad, y si no hay natalidad no hay vocaciones”.
Por último, la respuesta sobre el próximo Sucesor de Pedro y el cónclave: “Santidad, ¿usted cree que verá el próximo cónclave?” “Eso no lo sé. Que Dios lo decida. Cuando yo sienta que no pueda más, ya mi gran maestro Benedicto me enseñó cómo hay que hacerlo. Y si Dios me lleva antes lo veré desde el otro lado”.
(GM - Radio Vaticano)

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