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Los argentinos "hicieron lío” durante la misa nacional en Cracovia

“¡El Papa toma mate, el Papa toma mate!”, cantan unos jóvenes en el tranvía que va hacia la parroquia Pentecostés de Cracovia, Polonia. Son los argentinos que están participando de la Jornada Mundial de la Juventud y que se dirigen a la misa nacional presidida por el delegado nacional de la Pastoral de Juventud, monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes. 

Faltan dos horas para que comience y ya están haciendo fila fuera de la iglesia construida en 2001 por su actual párroco, el presbítero polaco Casimir. Superando la capacidad del templo con aproximadamente unas 2.000 personas, jóvenes compatriotas se acomodaban en los bancos y pasillos preguntándose si el Papa decidirá aparecer por sorpresa, como aquel encuentro que convocó en Río de Janeiro durante la JMJ de 2013. 

La bandera argentina ingresa a la iglesia acompañada por el obispo-prelado de Esquel, monseñor José Slaby C.ss.R.; de San Martin, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo; de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera; y sacerdotes argentinos presentes en Cracovia. 

La embajadora argentina en Polonia, Patricia Beatriz Salas, y el cónsul Miguel Ángel Cuna observan a los jóvenes que ondean sus banderas eufóricamente y se saludan "felices de encontrarse en esta circunstancia con gente de la Argentina”, aseguró Isabela Thibaud, orgullosa, por “la unión del país que se da en el contexto de la JMJ”. 

En su homilía, monseñor Tissera llamó a la juventud argentina a “superar las divisiones que nos separan de formar el único pueblo de Dios y dejar que gane la misericordia de Dios”. 

Al hacer referencia a la lectura del pasaje de Pentecostés, el prelado destacó que a pesar de escuchar muchas lenguas durante la JMJ, “como en ese momento con los apóstoles se da ese milagro de que nos entendemos. El Espíritu Santo derramado en nuestros corazones hace que tengamos este lenguaje común que es el amor”. 

Pues eso es lo que ocurre estos días en Cracovia, país cuyo idioma es muy diferente al español. Mediante señas, sonrisas o un poco de inglés y ayudados por el Espíritu Santo, los argentinos no sólo logran hacerse entender, sino que también ser acompañados con muchos de sus cantos por personas de muchísimos países. 

“Esta es la juventud del Papa, esta es la juventud del Papa”, es uno de los temas que más cantan. “Los argentinos somos muy pasionales y vivimos con mucho orgullo el ‘ser argentino’. Y más ahora que el Papa es de nuestro país. Nos sentimos especialmente parte de la Jornada”, dijo a AICA Guadalupe Yofre, quien viajó a la Polonia desde Buenos Aires con sus hermanos. 

Esta euforia es algo que también sorprende a los polacos. El párroco Casimir afirmó durante la misa haber visto su iglesia “muchas veces llena, pero nunca de jóvenes con tanto entusiasmo”. 

Y así concluyó la misa: saltando, cantando, aplaudiendo o, como diría el papa Francisco, “haciendo lío”. Thibaud contó: “Cuando volvimos a la casa luego de la misa, quien nos aloja nos dijo que estuvo ahí y que estaba muy sorprendida por la euforia de los argentinos. ‘¿Son siempre así?’, nos preguntó”. 

Ese es el desafío ahora, volver a la Argentina llenos de la alegría de este encuentro con Dios a través del Papa para transmitirla a quienes no pudieron ir, porque es en la vida cotidiana acompañada con Cristo donde está la vida plena. 

La Virgen que se quedó en Luján, también se quedará en Cracovia 
Durante la misa, una imagen pequeña de la Virgen de Luján fue obsequiada al presbítero Casimir para que permanezca en Polonia, acompañando a los jóvenes de su parroquia. 

También, la Cruz de San Damián bendecida por Francisco en el encuentro con los argentinos durante la JMJ de Río de Janeiro, acompañó las ofrendas, junto a dos pancartas con el lema del Encuentro Nacional de Jóvenes que se realizará en la ciudad de Rosario, Santa Fe, en 2017.+ (Felicitas Lozada Biedma).

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